perfumando las tardes de mi otoño triste)
Me siento dos veces cobarde
pero no vencida.
Sin fe y sin abrigo buscaba el remanso
de Paz a mi vida.
( Mas nunca lo hallaba ) Cabalgaba lejos de mi
la alegria
La Fe y la Esperanza,no se en que recodos
perdiéronse un día.
Sola y sin amparo, como la palmera
lo mismo me erguía !
Mas vino el invierno; barrio mi poesía;
por calles muy cruentas anduve perdida.
Dios mio! la pena que entonces sintiera
rebasa los mares y hiende los cielos.
Me sentí cobarde frente de mi misma.
Mas vino el milagro en vez de Poesía,
Jesús alcanzóme la dulce María,
-manojo de estrellas-
y vivo por Ella;por esa magnolia
que aroma mis días
y cuando la nombro Maria del Huerto
parece que se abre la tierra en abrazos
a mi alma vacía.
Treinta primaveras sin Paz ni alegría.
Otoño que silbas con
tu vientecillo,
no golpees muy fuerte que duerme
María;
el querer mas dulce que abriga mi vida .
Tejo madrigales para mi querida,
se encarnó en la rima toda mi poesía.